SIETE REFLEXIONES PARA LA IZQUIERDA SOBRE LAS ELECCIONES CATALANAS 2010: DE LA DESESPERANZA A LA ACCION, PASANDO POR LA UNIDAD.

17/12/2010 por

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SIETE REFLEXIONES PARA LA IZQUIERDA SOBRE LAS ELECCIONES CATALANAS 2010: DE LA DESESPERANZA A LA ACCION, PASANDO POR LA UNIDAD.

PRIMERA.- Lo que en los años 30 hubiera sido para toda la izquierda un avance sin discusión, lo que hace 8 años se vio por la mayoría del pueblo como una esperanza, se salda con una enorme frustración y una derrota electoral sin paliativos. El  llamado “TRIPARTITO” ha frustrado las grandes esperanzas que sectores populares pusieron en el, como forma de superar el marasmo de nepotismo y corrupción de la larga etapa Pujol, y ha sido incapaz de dar una salida, por la vía estatutaria, a las esperanzas de autogobierno de miles y miles de catalanes, que además creyeron en la posibilidad de la  llamada, y hoy olvidada, “Segunda Transición”, de la que hablaba Zapatero. Si a ello unimos que sorprendentemente dos de las fuerzas de dicho gobierno (PSC-PSOE y ERC) llevaban tiempo avergonzándose, ante la ofensiva mediática de la derecha política, de su opción por dicha vía, y que concurrieron a las elecciones, negando la posibilidad de repetir dicha formula, la derrota electoral estaba cantada. Eso si, nadie, supongo, ni el más adivino podía vaticinar que la misma fuera de tal magnitud. Las tres fuerzas que lo componen, incluida IC-EUIA, retroceden electoralmente, en escaños y en voto popular, cediendo a la derecha la hegemonía en históricos feudos de la izquierda. La fraseología progresista del “TRIPARTITO” se ha visto falsa por los sectores populares, y sus políticas neoliberales han desarmado política e ideológicamente a antiguos votantes de la izquierda, dejando el camino allanado para que la derecha pueda llevar a cabo sus políticas con facilidad.

SEGUNDA.- El Presidente Zapatero con su política errática en el primer periodo de su mandato (lo que ERC llamaba el “bienio progresista”), con su falta de palabra, sobre todo en materia de autogobierno,  sus constantes incumplimientos y sus políticas neoliberales, agudizadas en los últimos meses, ha sido pieza clave para explicar la derrota electoral. Es decir, en las elecciones catalanas no sólo pierde el “TRIPARTITO”, sino que también sufre un duro descalabro el Presidente y el proyecto del PSOE a nivel del estado. Pero lo anterior, sorprendentemente, no parece causar desanimo en señor Zapatero, que parece sentirse más cómodo con una CIU con mayoría en la Generalitat, que con un gobierno teóricamente más a la izquierda. Zapatero, una vez más, no ha sido leal ni con sus compañeros de partido, ni con sus socios de gobierno, y ello, sin duda, ha favorecido que la derrota electoral fuera aun mayor.

TERCERA.- Se refuerzan las claves  y paradigmas identitarios nacionales, por encima de los de clase e ideológicos. La dicotomía “izquierda-derecha” se salda claramente a favor de la derecha, pero el elemento electoral central de estas elecciones ha sido la clave “catalanismo-españolismo”, e incluso si nos apuramos “independentismo-centralismo unitario español”. Ello no es así sólo por que el PP y Ciudadans hallan avanzado electoralmente, con un discurso cada vez más a la derecha y más españolista, sino por que también el enorme avance del fascismo representado por “PLATAFORMA POR CATALUÑA”, expresa una radicalización, a la par que una mayor influencia social y política, del discurso españolista en Cataluña. Y tampoco sólo porque el “CONVERGENCIA I UNIO” halla tenido un enorme respaldo electoral, con posiciones cada vez más cercanas al independentismo, como demuestra su defensa del Concierto Económico, sino porque el lugar tradicionalmente ocupado por ERC, en el espectro independentista, ha sido ocupado en buena medida por “Solidaridad Catalana per la Independencia”, dirigida por el extravagante Joan Laporta, y en menor medida por el “REAGRUPAMENT”, de Joan Carretero, con posiciones para nada cercanas a la izquierda, sino de claro tinte neoliberal, cuando no conservador y autoritario. La gente ha votado más en función de que proyecto se tenía en relación a las relaciones Cataluña-España, que en función de que modelo de sociedad, de economía y de ejercicio del poder tenían cada una de las formaciones políticas, quizás también, porque dicho modelo es cada vez más cercano entre todas las fuerzas políticas que hoy tienen representación en el parlamento catalán.

CUARTA.- Avanza el pensamiento y la práctica racista y xenofoba en Cataluña, y todo augura que en el resto del estado, aunque no tenga aún plasmación electoral, ello también se esta produciendo. Fundamentalmente, y de forma más peligrosa, por su alto contenido fascista, ello se evidencia en el enorme aumento de voto del partido de Anglada, que se queda a las puertas del parlamento, al no superar por poco la barrera electoral mínima. Pero dicha forma de plantear los problemas, culpando de los males del universo al diferente, al inmigrante o al de fuera de Cataluña, ha sido la base fundamental, sobre manera, del programa y la campaña del PP, pero en menor medida también de Laporta y de ERC (el discurso sobre Andalucía de Puigcercós es más que una anécdota o una salida de pata de banco). En una situación de crisis económica capitalista de tal magnitud como la actual, la consolidación sobre todo de un pensamiento racista y xenófobo, pero también de un pensamiento que hace pivotar el discurso político y económico sobre los agravios con respecto a otros territorios del estado, favorece a las oligarquías económicas que detentan en el poder, le facilita la posibilidad de llevar a cabos sus vueltas de tuerca ultraliberales, y desarma política e ideológicamente a los sectores populares para un combate serio contra las mismas.

QUINTA.- Desencanto y esperpento suelen casi siempre ir de la mano. La consolidación un 40% de abstención y la cada vez más prolija lista de candidaturas extravagantes (desde el Partido contra el Maltrato Animal, pasando por el Partido Pirata, el Partido de los Pensionistas en Acción, o la Coordinadora Reuseca Independiente), lideradas, en algunos casos, por personajes propios de “Crónicas Marcianas” (desde inmitadores de Elvis Presley a Carmen de Mairena), comienza a ser algo más que una casualidad coyuntural. Si a la vez aumentan las campañas donde prima más el morbo de una mala actriz porno como María Lapiedra junto con el inefable Joan Laporta, que la explicación de los programas electorales, o videos electorales que pretenden hacernos pensar que el votar cada cuatro años es un placer orgásmico, nos podemos esperar cualquier cosa. La abstención suele ser una camino a ninguna parte, salvo en coyunturas políticas muy específicas, donde por producirse una quiebra importante del sistema de poder vigente y por confluir amplios movimientos políticos y sociales alternativos, con una fuerte ideologización de la mayor parte de la ciudadanía, dicha posición deja de ser un acto de pasotismo o desencanto para convertirse en un cuestionamiento eficaz del sistema socio-político imperante. En el resto de los casos, y en este en particular, la abstención suele ir unida a un aumento de los valores individualistas, al desprecio por la política en su más noble sentido de la palabra y al “salvase quien pueda”, que suele llevar a que se salven los de siempre, es decir, los que ya tienen el poder. La opción por el esperpento y la pantomima política, aunque a veces puede tener un efecto positivo para quitar caretas y disfraces a los políticos del sistema, con carácter general, y en este caso parece evidente, va más ligado a lo que los clásicos llamaban “demagogia” que es la perversión de la “democracia”, y que permite al poder distraer al personal con el “pan y circo”. Fenómenos emergentes, si se me permite la expresión, como el de la posible candidatura electoral de la “Princesa del Pueblo” Belén Esteban, no son más que otra expresión de cómo el sistema intenta articular válvulas de escape al desencanto ciudadano, para evitar que puedan provocarse cambios de conciencia social que pongan en riesgo su régimen de poder.

SEXTA.- La izquierda fuera del sistema, la izquierda transformadora, la izquierda alternativa, la izquierda revolucionaria, o como queramos llamarla, dispersos, inmersos en batallas intestinas y alejados de los sectores sociales que decimos representar,  para los cuales no estamos ni se nos espera. Podemos seguir haciendo discursos autocomplacientes sobre nuestros avances en tal o cual pueblo, o vanagloriándonos de las pírricas décimas de ventajas que una candidatura sobre otra, pero entre todos no llegamos al 1% del voto popular. Esa es la realidad de una izquierda en la que seguimos teniendo debates, en general, sobre otras épocas; utilizamos un lenguaje ininteligible para los más amplios sectores populares; y que somos incapaces de articular una propuesta política creíble, que una nuestro correcto análisis global sobre lo pernicioso del capitalismo con los problemas cotidianos de la gente, y con las respuestas espontáneas que desde los sectores populares se dan día a día. En gran parte, aunque no sólo, esta incapacidad de la izquierda real y honesta para motivar y movilizar a los sectores populares que sufren la crisis capitalista, tiene profundas raíces en una cierta cultura elitista. En el fondo seguimos creyendo que sólo nosotros podemos hacer la revolución, no confiamos en las masas para hacerlo. Tampoco respetamos a las masas, pues somos incapaces de comprender que las mismas sólo se incorporaran a proyectos que defiendan sus intereses estratégicos a largo plazo si partimos de sus intereses más concretos y cercanos. Fruto de ello tampoco consultamos a las masas, ¿para que?, si total ya tenemos nosotros / as todas las respuestas, lo que ellas piensan nos da tanto igual, pues quienes no nos comprende es irrecuperable, cuando no lo colocamos en el terreno de los enemigos. Hacemos poco por informar y educar a las masas, siendo muy ejemplificador de ello la incapacidad que hemos tenido para dotarnos de un medio de comunicación (escrito, radiado o televisivo) capaz de articular una batalla ideológica contra el pensamiento conservador y reaccionario que avanza. Da gusto, entre muchas comillas, ver como los sectores ultras, son capaces de dotarse de su “Interconomía”, y nosotros / as, somos incapaces de superar dialécticamente nuestros panfletos, escritos o digitales, nuestros blogs o nuestras webs dirigidos para nosotros / as mismos / as, y articular un medio de comunicación fuerte, donde tenga cabida las “cien flores y las cien escuelas de pensamiento” de la izquierda anticapitalista y/o revolucionaria que existe en el estado español. Tampoco hacemos muchos esfuerzos por organizar y movilizar a las masas, no pasamos de dar respuestas coyunturales, que no van más allá del pasado mañana, más preocupados de ver que cortejo partidario o de corriente es el que más banderas lleva, que de ver como hacemos que esos que están en la acera pasen a la carretera. Nos hemos convertido en el “pepito grillo” a la izquierda del sistema, pero incapaces de articular mecanismos de organización del la clase trabajadora y los sectores populares que les permita recuperar confianza en si mismos, dotarse de instrumentos de combate efectivos en los centros de trabajo y en los barrios, y que les haga comprender que sus problemas vitales no tienen salida en este sistema. No valen las grandes frases, menos aún las grandes consignas, o somos capaces de lograr que nuestro discurso baje a la tierra del pueblo para lograr que este supere sus miedos y salga de su alineación, o seguiremos haciendo grandes análisis que la realidad confirma día a día, pero incapaces de hacer ver al pueblo que sólo por si mismos, de forma colectiva y organizada, le es posible salir de este marasmo.

SÉPTIMA.- ¿Hay terreno para la esperanza?, “nunca llovió que no abocanara”, decimos en mi tierra, pero no será bastante con esperar, como profetas del Mesías, la buena nueva que  habrá de venir con el hundimiento del Capitalismo, pensando que de forma espontánea las masas populares comprenderán la necesidad del Socialismo. Si eso hacemos, o si nos limitamos a lanzar propuestas políticas que reproducen mimeticamente, sin autocrítica alguna, experiencias de organización socio-política  derrotadas en el pasado, o lanzamos consignas aparentemente muy radicales pero incapaces de conectar con los problemas inmediatos de la gente, no seremos capaces de articular el “bloque histórico”, siguiendo a los clásicos, o la “masa crítica”, siguiendo a ciertos postmodernistas, suficiente para derrotar el Capitalismo. Si seguimos en esa línea, al estilo de aquellos que saludaron la II Republica al grito de “todo el poder a los soviets”, o enzarzados en debates de los años treinta o en si la debacle empezó en el 29, con la derrota de la “oposición de izquierda” en el PCUS, en los procesos de Moscú o en el XX Congreso, los galgos y los podencos del fascismo y la reacción volverán a campar a sus anchas por las tierras de España y de Europa. Estamos viviendo momentos críticos, datos como la encuesta del CIS que afirman que la institución más respetada por la ciudadanía es el ejercito, planes de militarización de conflictos laborales, como el reciente “estado de alarma” ante el plante de los controladores, diseños para la Europa meridional, como los planteados por Durao Barroso, que no descartan intervenciones armadas para garantizar el éxito de planes de ajuste neoliberal, deberían hacernos reflexionar muy mucho sobre la deriva por la que camina esto que llaman democracia y no lo es, y será menos, si no lo impedimos. Ante situaciones de este tipo históricamente sólo la construcción de grandes bloques sociales de unidad popular han sido capaces de derrotar a la derecha reaccionaria y al Fascismo, y sólo sobre la base de dicha derrota, como tarea prioritaria e inmediata, y logrando restar apoyo de lo sectores indecisos a la oligarquía dominante, y  organizar a la clase trabajadora y sectores populares entorno a proyectos emancipadores que puedan comprender y hacer suyos, articulando mecanismos sociales, sindicales, ideológicos y políticos de contrapoder, como tareas más estratégicas, será posible un día confrontar con el poder del Capitalismo con garantías de victoria. O somos capaces entre todos / as de darnos cuenta el mundo que nos esta tocando vivir y de lograr superar, con generosidad, realismo y amplitud de miras, nuestros pequeños ombligos, dotándonos de un discurso y una praxis coherente con la etapa histórica actual, o de lo contrario la izquierda transformadora y anticapitalista, desde la reformista a la revolucionaria, estamos condenados a ser como los dinosaurios del futuro en un mundo de barbarie que superara al Capitalismo, llevándose con el si es necesario a miles de personas e incluso al planeta tierra, si fuera necesario, al grito firme de “acumulad, acumulad, malditos”.

RAFAEL VELASCO RODRÍGUEZ.
Vicepresidente de FAMYR

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