La memoria anida en el macropolígono de Bobes Un islote en medio de las obras del polígono
La memoria anida en el macropolígono de Bobes Un islote en medio de las obras del polígono
La futura área industrial de Siero incluirá un nido de ametralladora de la Guerra Civil que se utilizó durante el cerco de Oviedo
San Miguel de la Barreda (Siero), Franco TORRE
Las obras del macropolígono de Bobes (Siero) respetan la memoria histórica. A diferencia de lo sucedido hace poco más de un mes en Oviedo, cuando se destruyó una casamata de la misma época durante las obras de demolición en La Ería, el proyecto de la que está llamada a ser la gran mancha industrial del centro de Asturias incluye la conservación de un nido de ametralladora de 1937, localizado en las cercanías del cementerio de San Miguel de la Barreda. Una estructura bien conservada y de gran importancia histórica, pues forma parte del cerco de Oviedo.
La historia de la estructura se entrelaza con la de los primeros envites de la Guerra Civil. En el marco del alzamiento del 18 de julio de 1936, el coronel Antonio Aranda, que jefe de la guarnición de Oviedo, tomó la ciudad para los sublevados. En torno a la ciudad, las milicias republicanas establecieron un cerco.
A partir de esta posición, las tropas republicanas comenzaron un asedio a la ciudad, con vistas a una ofensiva programada para octubre. El día 12, los republicanos -que se estima que cuadruplicaban en número a los sublevados- entraron en la ciudad y comenzaron los combates en las calles. Tras cuatro días de lucha continuada, llegaron los refuerzos insurgentes, procedentes de Galicia, y las tropas rebeldes lograron repeler la ofensiva republicana.
En los meses siguientes, el frente se estabilizó. Los sublevados establecieron una línea de comunicación entre sus tropas y la capital, el llamado «pasillo de Grado», mientras que los republicanos fijaron, a partir de marzo de 1937, un cerco de hasta cinco líneas defensivas que servían tanto para asediar la ciudad como para controlar una eventual salida de las tropas «nacionales».
«Una de las líneas más retrasadas era la que discurría precisamente por la zona de Siero. Esta línea partía de la cumbre de La Grandota, en Oviedo, donde existía una importante batería de artillería republicana; seguía hacia el Noreste, en dirección a Tiñana, y desde ahí se suceden varios nidos de ametralladora por Tiñana, Meres y Granda, entre ellos el de San Miguel, a modo de acto en torno a la antigua carretera de Santander», explica el geógrafo Toño Huerta, que con su empresa Gecuna ha estudiado y catalogado esta estructura.
El nido de San Miguel, de forma cilíndrica, con tres troneras en forma de doble embudo escalonado y acceso directo, tiene un diámetro externo de cinco metros, y sus muros de hormigón presentan un grosor de dos metros. Cuando la estructura se catalogó, por encargo de la Consejería de Cultura, en el año 2007, se le dio un «alto grado de interés». En atención a este valor, al redactar el proyecto del polígono de Bobes, Sogepsa y el Ayuntamiento de Siero acordaron que se conservaría, tal y como figura en el expediente municipal. De hecho, el nido se localiza en un área destinada a zona verde.
Además, a raíz de este debate con Sogepsa, el propio Ayuntamiento de Siero comenzó a plantearse la catalogación de los restos conservados en el concejo de la Guerra Civil. El proyecto tomó forma en octubre de 2009, cuando el entonces concejal de Urbanismo, Julio Carretero, anunció que se pretendía catalogar todos estos restos para garantizar su conservación. Pero el plan quedó en el aire tras la salida del PSOE de la Alcaldía, entre febrero y marzo de 2010, y no se ha retomado. Además de este nido, en el resto del concejo se conservan numerosos nidos y estructuras similares, además de enclaves de gran relevancia histórica como el Fortín del Cueto, localizado en el monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles (Lugones), o el complejo fortificado de Las Matas, en Colloto.
Las obras de urbanización del macropolígono de Bobes, que han ido moldeando el terreno para adecuarlo a los usos industriales, han respetado de manera escrupulosa la estructura bélica, que como se aprecia en la imagen superior ha quedado destacada entre el terreno desmontado, como un islote en medio de las obras. En la imagen inferior, cedida por Gecuna, se puede observar el interior del nido, con diversas inscripciones. En su parte superior, el nido presenta varias inscripciones más, entre ellas una que sitúa su edificación en 1937, informa F. T.
http://www.lne.es/centro/2012/01/29/memoria-anida-macropoligono-bobes-islote-medio-obras-poligono/1191297.html