Fin a 47 años de un símbolo obrero
Fin a 47 años de un símbolo obrero
Estaba llamada a ser la Casa Sindical «más bonita de España», pero el paso de los años ha dejado una fuerte mella en el edificio. Fue durante los duros años de la reconversión industrial un referente de la lucha obrera y sus aledaños -e incluso su interior- fueron escenario de fuertes enfrentamientos de los trabajadores con las fuerzas de seguridad. Hoy es la sede en Gijón de cuatro centrales sindicales: Confederación Nacional del Trabajo (CNT), Confederación General del Trabajo (CGT), Corriente Sindical de Izquierda (CSI) y Comisiones Obreras (CC OO), y de la Unión de Actores de Asturias, pero nació como edificio sindical del movimiento franquista.
Su inauguración tuvo lugar el 18 de julio de 1966, con la asistencia del secretario general del Movimiento, José Solís Ruiz, después de que se invirtieran en su construcción 14 millones de pesetas. Las crónicas de la época recuerdan que se trataba de un edificio de siete plantas, con entrada principal por la calle de Sanz Crespo. En la calle de Llanes tenía su sede el Hogar del Productor. El edificio contaba con comedor, bar, cocina, biblioteca, salas de televisión y de convivencia y un gimnasio «bien dotado». Especial énfasis se hacía en el equipamiento del sótano, donde estaba un moderno sistema de calefacción, el archivo, salas de juego y las oficinas de Educación y Descanso. También se destacaba que el edificio contaba con «el mejor teatro de propiedad no privada, con excepción del de la Universidad Laboral». Y es que tenía camerinos, 474 butacas y un anfiteatro que podría albergar a 208 personas. Además, se había instalado un proyector cinematográfico de 35 milímetros para ofrecer sesiones gratuitas a los hijos de los productores.
Los terrenos eran propiedad de la Subdelegación Provincial de Sindicatos y ya entonces se trató en vano de llegar a un acuerdo con el Ayuntamiento de Gijón para permutar el solar por terrenos de la entonces plaza de los Mártires -hoy del Humedal- y de la estación de autobuses, por lo que se decidió «aprovechar la superficie actual». El trabajo se encargó a los arquitectos Álvarez-Sala y Somolinos, que llevaron a cabo «un proyecto atrevido».
En 1966, el censo laboral de Gijón era de 40.000 personas y la Subdelegación Provincial de Sindicatos atendía anualmente unas 8.000 consultas laborales. El año anterior, estos servicios sindicales habían conseguido casi 25 millones de pesetas para los obreros por sus reclamaciones en el trabajo.
Dos son los principales problemas que tiene este inmueble: un más que notable deterioro por falta de mantenimiento, con espacios como el teatro y salas de reuniones cerrados por falta de seguridad, humedades, goteras y sistemas eléctricos y de fontanería defectuosos, y una infrautilización del inmueble. Hay que tener en cuenta que se asienta sobre un solar de 1.500 metros cuadrados, pero el edificio tiene unos 6.000 metros cuadrados de superficie construida. Del total, apenas están ocupados 2.000 metros cuadrados, siendo Comisiones Obreras quien disfruta de más espacio, con unos 1.500 metros cuadrados. También hay que tener en cuenta que en la calle de Fermín Canella se ubica el servicio regional de empleo del Principado, si bien desde 2004 esos locales están concesionados a Comisiones, aunque no los está disfrutando.
Un nuevo intento
El hecho es que está previsto que en breve esa oficina de empleo se traslade a los antiguos juzgados de Poniente, con lo que la alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, ha vuelto a poner sobre la mesa la necesidad de derribar el edificio y buscar un emplazamiento digno a los sindicatos afectados.
No es la primera vez que se plantea. Comisiones Obreras ya lo hizo en abril de 2007 ante la regidora Paz Fernández Felgueroso, llegando a plantear destinar parte del inmueble que se construyera en el solar a viviendas, para ayudar a financiar el proyecto, y que en la zona que ocupa el teatro se instalara un centro municipal integrado.
Las cosas quedaron así y es que a finales de 2010 sindicatos y Ayuntamiento aún estaban esperando a que el contrario moviera ficha para llegar a una solución.